Ermita Virgen de la Paz

Su nombre parece derivar de la paz que transmite el cerro donde se encuentra esta popular ermita. Un enclave privilegiado desde el que la Virgen de la Paz parece mirar y proteger a todos los criptanenses.

Es desde este cerro, al pie de la Sierra de los Molinos y en pleno barrio del Albaicín, donde se puede divisar y disfrutar de la vista siempre amplia y casi infinita del horizonte manchego y contemplar los atardeceres multicolores en Campo de Criptana.

Ahí, en medio del Cerro de la Paz se levanta humilde y encalada la ermita de la Virgen de la Paz. Un edificio que ha acogido diferentes vocaciones, San Cristóbal, considerado protector contra la peste y también a San Gregorio Nacianceno protector de las viñas.

Es de planta rectangular y de una sola nave cubierta por bóveda de cañón dividida en tramos que presentan lunetos y falsos ventanales. El presbiterio se cubre con una bóveda de arista donde se encuentra la imagen de la Virgen que se viste de fiesta todos los 24 de enero para celebrar su día.

Es la hermandad de la Virgen de la Paz quien trabaja para mantener la ermita en buenas condiciones y para organizar unas fiestas entrañables y cercanas. Hasta el cerro son muchos los criptanenses que suben en pleno enero a rezar a la Virgen y a participar en la misa y procesión por los alrededores de la ermita y en pleno Albaicín criptano. Mientras, la campana no deja de sonar movida por niños y no tan niños que acuden puntuales a su cita festiva.

Añadir que en torno a este enclave se originó el núcleo de población llamado El Campo que en el siglo XIV pasaría ya a llamarse Campo de Criptana al unirse las dos principales poblaciones  que se encontraban en la zona tras la absorción de unas y la desaparición de otras.