“Aquí aprendemos a bailar la jota con mucho humor y ganas de disfrutar”
Laura Figueiredo (10 de julio de 2024).- Son once más el profesor y muchas ganas de aprender y pasarlo bien. Todas ponen empeño y casi todas parten de cero. Pies, brazos, castañuelas, música y un pase y otro. Esa coordinación, cruce, vuelta y otra vez a empezar. Suena la seguidilla de los Alelíes.
Ellas son Mercedes, Ascen, Mari Carmen, María Piedad, María Jesús, Mari Carmen, Alicia y Mari Carmen y él es el profesor, Hilario Simón, presidente de la Agrupación Folklórica Musical "Molinos de Viento". Esta vez faltan las dos Carmen Teresa y Mari Ángeles. Todos los lunes a las ocho de la tarde es la cita semanal con la jota manchega. Esta vez toca aprender seguidillas y todas a una se colocan y no tardan en arrancar.
Llegamos prácticamente a final de curso y es el segundo año. Todo empezó con el Día del Manchego que hace dos años el programa de la Feria de Campo de Criptana recogía y poca era la gente que salía a bailar en la plaza al margen de vestir con algún toque del traje manchego. Y es que pocos son los criptanenses que pueden decir que saben bailar como es debido la jota manchega. Así que el Día del Manchego dejó al descubierto que poca gente es la que sabe bailar la jota en Campo de Criptana.
“El Dia del Manchego en la Feria dejó al descubierto que poca gente es la que sabe bailar la jota en Campo de Criptana”
Ese fue el germen de lo que, tras dos cursos, es un grupo consolidado. Y ese fue también el motivo que animaba a la presidenta de la Asociación Cultural de Mujeres Clara Campoamor de Campo de Criptana, Marí Carmen Alberca, a promover el grupo en la asociación. “No podía ser, dice la promotora, que aquí nadie o casi nadie fuera capaz de dar al menos unos pasos básicos bien dados”. Así que lanzó la idea y le propuso a Hilario dirigir el grupo. Y al CUM acuden las once alumnas con tantas ganas de aprender a bailar como de pasarlo bien y reír.
Mercedes nos asegura que a ella siempre le ha gustado la jota manchega y que tenía ganas de aprender a bailarla bien “pues por mucho que me fijaba no iba más allá de unos pasos básicos y mal dados”. Lleva solo un curso y está encantada en un grupo que funciona muy bien.
Carmen, la presidenta del grupo, nos dice que la respuesta de las mujeres es muy buena “y tenemos un grupo muy bien y lo pasamos muy bien”. Ella es la primera vez que se pone a aprender a bailar la jota y está gratamente sorprendida de los avances “porque creí que no iba a ser capaz de aprender esto de manejarme con tantos pasos, los brazos, las castañuelas…y ya con una edad”. El “ya veremos” del inicio se ha convertido en un “pues no lo veo nada mal”.
Ascen, es la avanzada del grupo pues fue bailaora ya muchos años en Molinos de Viento. Hilario la animó a apuntarse al grupo para recordar y volver a practicar lo tantas veces bailado y además, echar una mano en los comienzos. “Yo, nos dice, encantada porque paso un buen rato y hago lo que más me gusta que es bailar y si es la jota manchega mejor que mejor”
“Hago lo que más me gusta que es bailar y si es la jota manchega mejor que mejor”
Ascen ¿hay un mayor interés por el folklore? Pues en este grupo sí que hay un interés y ganas de aprender pero, fuera se ve que hay tantas actividades que esto se ha quedado para lo último, no despierta interés ninguno. Es una pena.
María Piedad es de las que retoma algo que dejó cuando se casó y asegura que es como la bicicleta, no se olvida, pero la falta de práctica exige una buena puesta a punto. Desde los 8 años hasta los 23 estuvo muy metida en la Rondalla Molinos de Viento y ahora le faltó tiempo para apuntarse al grupo de jotas nada más enterarse de su puesta en marcha. Es otra de las alumnas aventajadas, aunque son muchas las cosas nuevas que hay que aprender. “Estoy deseando que llegue el lunes, nos dice María Piedad, porque me gusta estar con ellas, hemos hecho un equipo estupendo y encima aprendemos a bailar”.
“Estoy deseando que llegue el lunes, hemos hecho un equipo estupendo y encima aprendemos a bailar”
Ya está Hilario tomando otra vez el mando tras el breve descanso que he aprovechado para hablar con las alumnas. Suena la jota de Los Molinos o la jota Piote, como la llaman en Criptana, unas breves indicaciones y otra vez en marcha pies y brazos. Ahora con castañuelas.
Lo de María Jesús tiene más mérito, pues se apuntó sin confiar mucho en que la idea saliera adelante: “me lo tomé un poco en broma y más porque a mí esto de la jota no me ha gustado nunca”. Es más, nos cuenta que sus hijas sí que aprendieron a bailar mientras todo el deseo de la madre era que se desapuntaran. Ahora a las hijas se suma la madre que entre bromas y veras le ha cogido el gustillo a lo de paso para un lado, el otro y vuelta y además disfruta entre amigas de un buen rato de muchas risas y buen humor.
“Al final le he cogido el gustillo a lo de paso para un lado, el otro y vuelta”
Una segunda Mari Carmen me dice que esto es más cansado que un gimnasio y se hace más ejercicio que corriendo como muchos hacen. Para ella, además del ejercicio físico está el ejercicio mental que supone el contar los pasos e ir coordinando movimientos. Mari Carmen también partía de cero y ahora supera con creces el aprobado.
“Esto es más cansado que un gimnasio y se hace más ejercicio que corriendo como muchos hacen”
Alicia es otra de las alumnas y además es la mujer del profesor. A pesar de lo que se pueda pensar, a Alicia no le ha llamado nunca la atención esto del folklore y ahora con el grupo de jotas de la asociación se está iniciando. Nuestra aprendiz de jota ha participado ya con sus compañeras en el Día del Manchego bailando a la hora del Vermut y se ha sumado a los “Ensayos al fresco” que ponía en marcha el verano pasado Molinos de Viento.
Por último está Mari Carmen, ya elevada al cubo, quien nos dice muy segura que “es que a mí no me gusta bailar en ningún escenario y si lo he hecho es porque me han obligado, pero he pasado mucha vergüenza”. A ella lo que le gusta es “venir aquí y pasármelo bien aprendiendo la jota, pero eso de bailar fuera no me gusta”. Mari Carmen afirma que “aquí me lo paso bomba, hago ejercicio, aprendo a bailar la jota, muevo la memoria, charlo y veo a gente”.
“Aquí me lo paso bomba, hago ejercicio, aprendo a bailar la jota, muevo la memoria, charlo y veo a gente”
Lo más difícil, la coordinación y las castañuelas insisten todas. Retos, casi todos, pero saben que no hay prisa; se trata de avanzar sin agobios, pero sin pausas.
Hilario nos explica que uno de los objetivos del curso es que la gente aprenda a bailar la jota manchega en general y no solo la jota de aquí. “La idea principal, explica el profesor, es que sepan bailar la jota estén donde estén”. Y en ello están porque “con los pasos que se han aprendido aquí bailan la jota manchega donde quieran”
“Con los pasos que se han aprendido aquí, bailan la jota manchega donde quieran”
Pido al profesor que se moje y califique al grupo en su final de curso. Hilario no lo duda: solo por la constancia de acudir casi sin faltas todos los lunes, el grupo tiene un sobresaliente; por actitud a la hora de aprender y ensayar, otro sobresaliente. “Aquí, dice Hilario, no ves una mala cara” y en cuanto a la evolución, se trata de un grupo que progresa adecuadamente y el profesor nos recuerda que “hablamos de personas que empiezan en su mayoría de cero, ya de mayores y eso cuesta mucho trabajo y tiene su mérito”.
Además, Hilario les ha ido poniendo retos según avanzaban. Así que lo que empezó siendo un aprendizaje estático “pronto se les quedó pequeño, era el momento de meter coreografía para que ellas vean que esto es más que bailar una enfrente de otra y que en conjunto se puede hacer un espectáculo”. Es cierto que queda mucho por hacer y en ello está este grupo de mujeres que además no tienen ninguna prisa y sí muchas ganas de avanzar.
No es poco todo lo que este grupo de joteras manchegas aprenden, comparten, disfrutan y ríen en este rato todos los lunes a las 8 de la tarde en el CUM. Ahora llega el paréntesis veraniego para volver a encontrarse seguramente en la Feria, en el Día del Manchego que esta vez sí que sumará sabor, acento y ritmo, el de la jota manchega. Así de sencillo y así de nuestro.
