Enrique Lara, Elisa Díaz, Jesús Lucerón, y Flor Díaz-Hellín, cuando la jubilación es sinónimo de júbilo y agradecimiento

Cuatro jubilaciones y un instituto

Laura Figueiredo (3 de julio de 2024).- El DNI y la vida laboral acumulada han hecho coincidir cuatro jubilaciones en el Instituto de Enseñanza Secundaria y

Bachillerato Isabel Pelillán y Quirós. Son decanos en el centro criptanense y son muchos los alumnos y generaciones que han pasado por sus clases. Son cuatro históricos que este curso dan por finalizada su etapa de trabajo activo para entrar en esa otra etapa que se llama jubilación. Lo mejor de todo es que lo hacen con el júbilo que da el haber trabajado en lo que ha sido su vocación y con la satisfacción de haber hecho las cosas lo mejor que han sabido y podido. Es la satisfacción del deber cumplido y es un premio bien merecido.

Son Enrique Lara Flores, Elisa Díaz Argüelles y Jesús Lucerón López en el área de la enseñanza y Flor Díaz-Hellín Escribano de secretaría. Todos ellos coinciden en asomarse a la jubilación con una mezcla de alegría y cierta tristeza. Han sido muchos años entre alumnos, evaluaciones, clases, horarios, pizarras, pantallas, números, letras, abecedarios, traducciones, retos, decisiones… Ahora les toca decidir a ellos cómo rellenar las casillas de un calendario en blanco. En la misma situación está Flor Díaz-Hellín Escribano, la pasada semana dejó las últimas matrículas formalizadas y los últimos expedientes rellenados después de más de 40 años de trabajo de los que 22 han sido en la Secretaría del IES Isabel Perillán y Quirós.

Elisa y Jesús se jubilan anticipadamente al contar con más de 60 años y una cotización que supera los 32. Dos cifras y dos condiciones que contempla el sistema educativo público para poder acogerse a este tipo de jubilación. Enrique, se podía haber jubilado hace unos años pero ha prolongado sus clases de Matemáticas hasta los 65 años. Ellos tres se jubilarán a principios de septiembre.

Hace unas semanas los cuatro históricos supieron despedirse y lo hicieron emocionados y sumando emotividad al acto de graduación celebrado en el auditorio municipal. Unos días después, ofrecían un vino en el vestíbulo del centro y ahí, rodeados de amigos y compañeros, volvieron a disfrutar del cariño de muchos. Fue en ese momento cuando aproveché para juntar a los cuatro decanos, hacerles una foto y abordarlos con unas preguntas. Hay acontecimientos, hechos y sobre todo personas importantes en el día a día de Campo de Criptana que por ser tan cotidianas no apreciamos o pasan desapercibidas. Trabajan sin hacer ruido y sin necesidad de titulares y reconocimientos públicos. Hoy toca dedicar un pequeño espacio a cuatro personas que han sumado y aportado mucho a los jóvenes estudiantes criptanenses y con ello a Campo de Criptana.

Formulo a nuestros protagonistas prácticamente las mismas preguntas.

Enrique Lara, siempre enseñando matemáticas y siempre aprendiendo matemáticas

Licenciado en Físicas, profesor de Matemáticas durante 35 años de los que en el IES criptanense ha estado 32 años. Enrique ha prolongado su decisión aun pudiéndose haber jubilado un poco antes; lo hace con 65 años. El curso 2023-24 ha sido su último como profesor.

Él siempre ha sido “el arenalero” pues nació en el municipio de Arenales de San Gregorio, entonces pedanía de Campo de Criptana. Tantas mañanas y tardes en el Perillán y Quirós le permiten decir que se siente criptanense “por cotidianidad”.

-¿Te vas con la satisfacción del deber cumplido?

Yo he sido feliz en el instituto, no recuerdo ningún momento agrio y si los ha habido, que alguno siempre hay, la memoria se encarga de hacer limpieza para quedarte con lo mejor.  Yo he sido feliz todos estos años.

“Yo he sido feliz en el instituto”                                                                     

-¿Cómo era el instituto que te encontraste hace más de treinta años y cómo es ahora?

Era una cosa más familiar, estábamos en el otro centro, lo que es ahora la Escuela de Catadores, y éramos veintitantos en el claustro. Ahora somos mucha más gente, más de 700 alumnos, más de 70 profesores… la cosa cambia. En cuanto a educación me encontré un centro donde los alumnos tenían una educación más rígida y ahora me encuentro con unos alumnos con una educación más laxa. Los padres son más permisivos y eso se nota mucho en general.

-¿Cuál es el perfil del alumno ahora? Creo que antes quien estaba en el instituto era porque quería estudiar Bachillerato y ahora muchos están porque parece que toca estudiar Bachillerato.

Has dado en el chisquero porque antes quien quería estudiar estudiaba. Ahora como hay una enseñanza obligatoria hasta los 16 años, tienen que estar aquí quieran o no. Y luego llega Bachillerato y a quien le ha ido muy mal en la ESO no suele seguir, pero hay un grupo que le ha ido regular-mal y que una vez que se ven con el título de la ESO pues se arriesgan a hacer Bachillerato con un -a ver qué pasa-. No, no es el perfil de hace unos años.

-Un privilegio haberte dedicado a lo que te ha gustado.

Yo en principio tampoco lo tenía claro. Yo hice Físicas y cuando el boom de la informática en los 80 estuve trabajando en Madrid en Citibank y en el 89-90 me entero, a través de un amigo, que había plazas para matemáticos aquí en el instituto y vi una oportunidad. Yo soy muy de pueblo, Madrid no me gustaba y entonces prefería venirme aquí, a Criptana, a dar clases de Matemáticas. Entonces lo teníamos relativamente fácil no como ahora; me vine sin saber muy bien lo que era la docencia, pero enseguida le cogí el gusto y claro que estoy contento con el paso que di en ese momento.

-Lo que no ha cambiado me parece es el respeto que siempre se ha tenido y se tiene a la asignatura de Matemáticas.

Eso no ha cambiado, pero me queda la satisfacción de haber intentado hacer la asignatura lo más fácil posible y creo que en cierto modo lo he conseguido. Se le tiene respeto creo que porque es una forma de pensar lógica y muy estructurada y los chicos notan que quizás no están tan preparados, quieren algo más sencillo.

-¿Qué vas a echar de menos?

Pues a los compañeros, a los alumnos que te dan vidilla, esa frescura que aporta la gente joven.

-¿Y qué no echarás de menos?

No echaré de menos las regañinas bien fuertes que, en ocasiones, les echaba a los chicos cuando me hacían perder los nervios; es algo de lo que no puedo estar orgulloso. Tampoco echaré de menos las vueltas que les daba a las notas cuando el alumno rayaba el aprobado. Tampoco echaré de menos la tensión, en ciertos momentos, para dar las notas cuanto antes, estando hasta tarde corrigiendo. No, nada de esto lo echaré de menos.

-¿Qué vas a hacer?

Pues no lo sé. He preguntado a compañeros que hace poco se jubilaron que cuál es el siguiente paso y me han dicho que no hay que hacer nada. Al principio es la inactividad y luego ya te buscas… pero ya no hay obligatoriedad, ya tienes un tiempo para hacer lo que tú quieras. Me gusta leer, pasear y seguiré viniendo al club de lectura.

-¿Qué has aprendido de los chicos?

He aprendido que hay gente muy valiosa, he aprendido a tener paciencia con ellos y me han obligado a estar al día, estar al tanto de mi asignatura por lo que he aprendido muchas matemáticas.

Jesús Lucerón López, más de dos tercios de su vida en el Perillán y Quirós

Licenciado en Filología Hispánica, 34 años profesor de Lengua y Literatura en el IES Perillán y Quirós más cuatro años como estudiante de BUP y COU. Se podía haber jubilado un año antes, pero… “es que estaba tan a gusto”. Este curso ha sido el último en el que ha impartido clases desde que en 1990 sacara la oposición y lograra plaza en el mismo instituto donde fue alumno unos años atrás.

-¿Te jubilas con la satisfacción del deber cumplido?

Me voy muy contento y con mucha pena. Yo tengo 61 años y he pasado 39 en este centro, más de dos tercios de mi vida. Me da mucha pena, pero tengo la satisfacción de haber cumplido con mi obligación. Para mí, el trabajo ha ocupado una parte importantísima de mi vida y le he dedicado muchísimas horas, nunca le he escatimado nada. Creo que lo he hecho lo mejor que he podido y he sabido, con los errores incluidos que los he tenido seguro. Para mí la docencia siempre ha sido vocacional y si volviera a nacer volvería a hacer lo mismo.

“Si volviera a nacer volvería a hacer lo mismo”                                                                          

-¿Cómo era el instituto de 1990 y cómo es ahora?

El instituto en el que yo empecé a trabajar es la actual Escuela de Catadores. Ha ido evolucionando y se amplió con un edificio nuevo y luego a éste se le añadió una segunda parte nueva y no tiene nada que ver ese edificio, donde yo también me eduqué, con el de ahora. Y tampoco su interior, el tipo de educación ha cambiado muchísimo. Siempre digo que si yo pusiera ahora los exámenes que yo ponía cuando empecé a trabajar no aprobaría nadie; el descenso del nivel de conocimientos ha sido enorme y me da pena. Y no digo que no haya gente buena, claro que la hay, pero el nivel se ha devaluado y eso es así.

-¿Cuál es el perfil del alumno ahora? Creo que antes quien estaba en el instituto era porque quería estudiar Bachillerato y ahora muchos están porque parece que toca estudiar Bachillerato.

Totalmente de acuerdo. Los estudiantes de antes en Bachillerato tenían más claro que estudiaban porque querían estudiar; ahora es más porque todo el mundo estudia y yo no voy a abandonar. También es verdad que hay quienes solicitan un ciclo formativo y no pueden acceder y antes de no hacer nada pues se matriculan en Bachillerato y olvidamos que estos dos cursos se orientan a unos estudios universitarios. Cuando aquí se habla de igualdad creo que se están confundiendo los términos. La igualdad no significa que todo el mundo tenga que pasar por los mismos caminos y todo el mundo tenga que hacer el mismo recorrido académico. Creo que hay que educar y tener claro que todos tenemos la misma dignidad pero que en la sociedad hacemos falta todos: agricultores, pastores, docentes, carniceros… y todos con la misma consideración. Lo que no puede ser es que la igualdad sea universalizar un tipo de educación que mucha gente no quiere y un porcentaje, mínimo, no puede. Hay mucho pudor a decir que hay determinada gente que no tiene las actitudes necesarias para cursar un Bachillerato. ¿Qué ha pasado? Pues que la ley ha tirado por la calle del medio bajando el nivel.

-Lengua y Literatura, aun siendo de la rama Letras, siguen teniendo su espacio en los planes de estudios.

Sí, pero es verdad que con los problemas de expresión que hay, la falta de lectura comprensiva y de razonamiento yo sí que creo que debería tener una mayor dotación horaria. De cuatro horas a la semana pasar a cinco semanales todos los cursos. Hay que tener en cuenta que antes las clases eran de 60 minutos y ahora de 55. Es verdad que Lengua y Literatura no han sido maltratadas lo que no quita que necesiten más tiempo.

-¿Qué vas a echar de menos a partir de septiembre? ¿Y qué no vas a echar de menos?

Pues echar de menos ese día a día con los chicos, las clases, a mis compañeros, muchos de ellos amigos, algunos me llevo en el corazón. Lo que no echaré de menos, y más ante el poco poder que tenemos los profesores para decidir si el alumno aprueba o suspende, las correcciones. Me cuesta mucho decir que un alumno está aprobado cuando tengo un papel que me dice lo contrario y tiene un suspenso claro. Y tengo que agradecer públicamente el equipo directivo con el que cuenta el instituto y especialmente el director, Damián, una persona muy cualificada y ecuánime.

-No puedo dejar de preguntar ¿a qué vas a dedicar tanto tiempo libre?

Creo que eso me lo irá diciendo el tiempo. No me importaría colaborar en la docencia de personas que lo necesitan y que no cuentan con medios; colaborar en el refuerzo y apoyo para gente sin recursos. También tengo un poco de agricultura y podré estar más pendiente del campo.

-¿Seguirás con el club de lectura?

Sí, lleva 13 años funcionando y por ahora con el de adultos sí seguiremos.  

-¿Qué has aprendido de los alumnos?

Lo dije en el acto de clausura. He aprendido mucho de ellos. He aprendido sobre todo la paciencia, soy muy nervioso y me han enseñado a ser más paciente. Saber que hay frutos que no se recogen inmediatamente, necesitan tiempo para que maduren. Me han enseñado a descubrir que detrás de lo que se ve en el aula hay mucho en el alumno: tiene un trasfondo familiar, amistoso, social… que está condicionando probablemente su vida. A ser más afable y cariñoso, te vas dando cuenta que no solo es enseñar.

Elisa Díaz Argüelles, un profundo agradecimiento

Como licenciada en Filología Clásica, Griego y

Griego y Cultura clásica (y en bastantes ocasiones Latín) son sus asignaturas oficiales y lleva impartiéndolas en el IES Perillán y Quirós desde 1989 al margen de otras materias. Elisa es de Antequera y primero dio clases dos cursos en Granada, luego uno en Socuéllamos para llegar a Campo de Criptana. Para ella “una playa donde fondear” y donde ha sumado 35 años de una docencia que va mucho más allá de un abecedario y unas traducciones, es una forma de entender la vida y vivir la vida.    

-¿Te marchas con la sensación del deber cumplido?

Sí y desde lo personal me voy sintiendo cariño y muy contenta de apreciar ese cariño. No puedo estar más que agradecida a la vida por las muestras de cariño, por las oportunidades que me ha dado de desarrollarme como persona. Y eso para mí es importante.

“No puedo estar más que agradecida a la vida por las muestras de cariño, por las oportunidades que me ha dado de desarrollarme como persona” 

-¿Cómo era el instituto al que llegaste en 1989 y cómo es en 2024?

Si nos vamos a la Escuela de Catadores el claustro era de 21 personas muy valiosas y actualmente somos 72 profesores. El edificio ahora es más complejo, con muchos espacios y con muchas posibilidades de impartir una docencia acorde con los tiempos. La diferencia es de 4 a 1. Era un instituto para personas que querían dedicarse a estudios superiores y marcaba una gran diferencia porque no teníamos educación obligatoria.

-¿Cuál es el perfil del alumnado? Por lo que dices puede ser que quien estudiaba antes Bachillerato era porque quería realmente estudiar y enfocado a estudios superiores. Ahora da la sensación de que quien hace Bachillerato lo hace bien porque lo tiene claro bien porque toca.

El estudiante ha de asumir que la sociedad le necesita educado y por eso la sociedad considera que la educación es un derecho y hace todo lo posible para que él reciba ese derecho y también él asuma el deber de educarse. Cuando nosotros empezamos sí que era lógicamente el sitio del ascenso social; los padres buscaban en el instituto ese ascenso social que no tenían ellos para sus hijos con el fin de que se proyectaran en otros estudios y profesiones… Ahora hay mayores dificultades para ello y yo veo que el instituto, aun siendo también un modo de ascenso social, es más una institución formadora de ciudadanos y que aporta inclusión y educación para la ciudadanía. Es el campo de pruebas donde el ciudadano se mide y aprende a convivir con el otro. Un sitio de diversidad donde vienen muchos chicos muy diferentes, conviven en una misma clase y aprenden a respetarse. Si hablamos de Bachillerato es una opción con derecho y posibilidad de cambiar.

-Clásicas tu asignatura ¿Cómo entras y cómo sales?

Entré como profesora de Griego y esa es mi especialidad, la oposición que hice y a la plaza a la que opté. Y eso en un mundo nuevo, donde la pluralidad de factores hace tener muchos ingredientes en cuenta en la educación, hace una oferta muy limitada. Entonces yo he tenido que ir ampliando mi oferta, ser una profesional preparada para enfrentarme a nuevos retos. Y eso es una de las cosas que tengo que agradecer a esta profesión, el haber entrado en una plantilla que a veces hace falta ampliar para dar asignaturas como Educación para la ciudadanía, valores éticos, apoyo a alumnos extranjeros con Lengua Española o aquella materia que se me pidiera que yo pudiera dar. Recuerdo que incluso estuve colaborando con el departamento de Economía en un momento dado.  Y a mí todas estas materias me han aportado, enseñado cosas nuevas.

-El caso es que sabes ver en lo negativo lo positivo. Lamentarte de la falta de peso de unas asignaturas, que se defienden por sí solas, no te llevan a nada y decides ver en ello oportunidades de aprendizaje y retos.

Ampliar mi bagaje formativo. Es que el centro siempre me ha tenido mucha consideración y me ha permitido mis clases pequeñas de Griego y yo a cambio he estado dispuesta a lo que pudiera necesitar de mí. Un quid pro quo (algo a cambio de algo)

-¿Qué vas a echar de menos? ¿Y qué no vas a echar de menos?

Echar de menos, las actividades con los compañeros, el sentimiento de equipo, que es un sentimiento muy arraigado. Lo que no voy a echar de menos, es ver cómo el material que se pone a disposición de los alumnos se deteriora a causa de un mal uso. No entienden que ese material que el Estado facilita como parte de un derecho a la educación tiene que llevar aparejado el deber de hacer un uso responsable de él. Tampoco voy a echar de menos el madrugar, las clases a las 8.15 me parecen heroicas.

-Para ti y para los alumnos.

Los alumnos muchas veces hasta las 9 no despertaban… esa clase a primera hora era meritoria.

-¿Qué te han enseñado los alumnos?

Mucho. Su capacidad de recuperación ante las adversidades, el sentimiento de equipo, su cariño y cómo demostrarlo, su espontaneidad… una cantidad de valores que tienen en especial los alumnos de Campo de Criptana que son un 10 en general. Trabajar con ellos en la biblioteca (1999/2024), ayudarles y la familiaridad con la que me trataban… Siendo mi asignatura de un ámbito tan reducido al final he tratado con todo el mundo gracias a la biblioteca y no dejas de ser un referente para ellos a la hora de pedir un libro, consultar, orientarles...

Flor Díaz-Hellín Escribano, de la era analógica a la digital

Es administrativa de la función pública y ha trabajado en la administración del Instituto Isabel Perillán y Quirós durante 22 años. Antes estuvo en la Escuela de Idiomas, Conservatorio de Música en Campo de Criptana, en la Delegación de Ciudad Real… y empezó a trabajar con 16 años en la empresa privada. Su vida laboral suma 43 años de trabajo, una cifra que tal y como nos dice “es todo un logro para las nuevas generaciones”. Flor se jubila esta misma semana y lo hace como jefa de secretaría.

-¿Te jubilas con la satisfacción del deber cumplido?

Con mucha satisfacción porque he hecho mi trabajo siempre lo mejor que he sabido y podido. Me encanta, me he sentido muy a gusto y he tenido una buena relación con todo el mundo. Ahora todo es una mezcla de sentimientos e imagino que estos cambios tan radicales necesitan su tiempo de adaptación.

-¿Cuáles son las principales diferencias entre tu trabajo cuando empezaste y ahora en pleno 2024?

Muchas, la forma de trabajar es totalmente distinta. Cuando comencé todo se hacía a mano o se usaba la máquina de escribir de toda la vida. Hasta las solicitudes de los títulos las rellenábamos a mano. Todo era mucho más elaborado, se calculaban las medias de las notas y muchas cosas se hacía con bolígrafo directamente. Ahora todo es con ordenadores y en formato digital. Hemos trabajado mucho y ahora se sigue trabajando, pero es de otra manera. Eso sí, mejor que no tengas problemas con el programa o con el ordenador porque entonces todo se paraliza y estás a expensas de Toledo.

-¿Han cambiado los chavales?

Mira, por el instituto pasan todos los chavales de Campo de Criptana y a mí me da la sensación de que los años no pasan pues siempre es el mismo ambiente: se van los de 16 o 18 años y entran los de 1º de la ESO o 1º de Bachillerato. Es verdad que las matrículas descienden ligeramente pues la natalidad es menor pero ya te digo que el ambiente no cambia. Y otra cosa, aquí el ambiente es muy familiar y desde secretaría pues se procura facilitar las cosas lo más posible pero esas facilidades no las van a encontrar en otros sitios cuando tengan que hacer matrículas en la universidad o en otros centros. Eso les obligará a espabilar y estar muy pendientes pues allí ya no están ni en el pueblo ni están sus padres para resolverles los problemas.

-¿Qué echarás de menos? ¿Y qué no echarás de menos?

Por supuesto a mis compañeros y a las personas del equipo de dirección del instituto con quienes convivimos mucho no solo por temas de trabajo sino también por la proximidad de nuestros lugares de trabajo. Y no echar de menos… pues te digo que me voy muy conforme y contenta de los años de trabajo.

“Me voy muy conforme y contenta de los años de trabajo”                                                                                    

-¿Qué te ha enseñado tu trabajo con ese contacto diario con los estudiantes?

A entender a la gente, a ponerme en su lugar, a saber flexibilizar y admitir que no siempre llevas la razón.

-¿Qué vas a hacer con tanto tiempo libre?

Pues dedicaré más tiempo a la familia. Ahora podré ir a ver a mis hijos que viven fuera sin necesidad de contar los días de vacaciones y tener que coger el avión en pleno agosto. Tengo también a mi madre muy mayor y en general voy a ganar en tranquilidad.

-¿Y dedicarás más horas al yoga?

El yoga no lo dejo igual que el aerobic y me estoy pensando lo del pilates que me da que debe estar muy bien. Siempre hay cosas que hacer y que aprender, pero como te digo ya con tiempo y sin horario. 


Imprimir   Correo electrónico

Publicidad

Image
Image
Pertenece a:
Image

BOLETÍN DE NOTICIAS

Suscríbete a nuestro boletín de noticias semanales para seguir la actualidad de Campo de Criptana.

SÍGUENOS
Facebook   Facebook  twitter Youtube

En campocriptana.info utilizamos cookies para mejorar tu experiencia al navegar por la web. Si quieres saber, To find out more about the cookies we use and how to delete them, see our privacy policy.

  I accept cookies from this site.
EU Cookie Directive plugin by www.channeldigital.co.uk