Gregorio Alcañiz Moreno, una vida ladrillo a ladrillo

“Si volviera a nacer volvería a hacer lo mismo, no cambiaría nada”

Laura Figueiredo (2 de mayo 2024)- No habla como un jubilado, y es que sigue a pie de obra echando un vistazo y supervisando. El paso a ser del colectivo de observadores de obras con las manos detrás todavía no lo ha dado pues no termina de desvincularse de lo que ha sido su vida durante décadas. Además, nos asegura que no siente los años que tiene, que se siente activo y con ganas de seguir activo, aunque ya es verdad que sin madrugones ni idas y venidas a Madrid a la obra. Ahora son sus hijos quienes siguen su camino y él lo ve con satisfacción y orgullo. De la misma manera que se dedica a su principal afición, disfrutar de sus nietos, cosa que hace casi como un chiquillo más.

Es Gregorio Alcañiz Moreno y lleva siete años jubilado, aunque no desvinculado de lo que ha sido su día a día desde que con 13 años su padre le sacara de la escuela y lo pusiera a trabajar. Así eran las cosas entonces. Pronto empezó a trabajar como albañil, primero como asalariado y poco después a destajo para una vez hecho el servicio militar, poner en marcha su primera empresa de construcción: Guial que está cerca de cumplir los 40 años. Mucho después vino Alcañiz de la Guía que hace 25 años sin olvidar una tercera apuesta empresarial, Hormigones Criptana. Todas de construcción.

Y es que a Gregorio no le gustaba eso de trabajar y trabajar mucho para luego ganar poco. Su ambición por mejorar es lo que le llevó a apostar por seguir siendo albañil, pero con su propia empresa. Nos habla de su historia, de los cambios en tantos años en materiales y formas de trabajar. Lamenta la falta de oficios como fontaneros, carpinteros o calefactores. Profesionales que en Criptana siempre ha habido y muy buenos. Para él, Criptana ha sido tierra de albañiles y de buenos albañiles.

Gregorio Alcañiz ve un Criptana que es lo que es porque Madrid está cerca, de lo contrario serían muchos los que no estarían aquí viviendo. Y eso le incluiría a él y a sus empresas. Ve con orgullo como sus cuatro hijos han querido seguir trabajando en la empresa familiar, algo que no es ni mucho menos lo habitual

-Gregorio ¿Cómo estás?

Bien, salgo a andar todos los días después de llevar a los nietos al colegio, voy a la Virgen y vuelvo. Me hago 6 o7 km mínimo diarios y luego ya me voy a echar un vistazo a alguna obra, voy a la nave a ver qué hacen los herreros o a la planta de hormigón a ver cómo va…Y me paso 3 o 4 veces al día por la oficina, aunque no haga nada. Tengo 73 años, pero es que no me lo creo, me parece que tengo menos. Me encuentro activo.

- Te jubilas después de una vida muy activa ¿cómo fue ese paso?

Es que, aunque me jubilé yo seguía y sigo yendo a las obras a echar un vistazo, no me he desvinculado, aunque ahora ya voy de otra manera. Lo que pasa es que no te crees que llegas y cuando te das cuenta estás. Cuando has tenido una vida muy movida pasa el tiempo muy deprisa.

“Lo que pasa es que no te crees que la jubilación llega y cuando te das cuenta estás”

 

-Has pasado de ser quien está con las manos en la masa en las obras a ser de los que miran las obras con las manos detrás.

Pues más o menos pero no, no me veo yo así, al menos todavía. Somos muchos los jubilados y en algo nos tendremos que entretener.

-¿Qué es lo que peor llevaste?

Yo me levantaba todos los días a las 5 de la mañana para ir a Madrid y cuando me jubilo pues lo pasaba mal. Pensaba que yo me quedaba acostado y mis hijos a las cuatro y media se levantaban. Me entraba remordimiento, no me gustó ese aspecto hasta que te acostumbras y te dices -es así porque tiene que ser así-. Y sabes que antes he estado yo y ahora les toca a ellos.

-Tú fuiste albañil antes que jefe y constructor.

Mira, te cuento. Yo a los 11 años me salí de la escuela y esto ocurría con la mayoría. Y todos a trabajar y estuve en un bar, en el bar España que estaba en la carretera, dos años como camarero. A los 13 me mete ya mi padre con los albañiles y me fui con Bollitos, que era entonces quien más trabajaba. Y me fui a Consuegra y ya nos íbamos para 15 días trabajando de lunes a sábado. Luego estuve con algunos albañiles de por aquí pero como no ganaba lo que tenía que ganar me fui a destajo por mi cuenta y ya me puse a hacer tabiquería, a dar yeso… hasta que me fui al servicio militar.

“A los 13 me mete ya mi padre con los albañiles y me fui con Bollitos, que era entonces quien más trabajaba”

 

-¿Quién ha sido tu maestro?

Pues es que yo fui aprendiendo por mi cuenta. Con 17 años ya estaba haciendo tabiquería a destajo. Te vas metiendo y observas y miras y haces y vuelves a hacer por eso no te puedo decir que tenga un maestro, son todos y nadie. Cuando voy al servicio militar estaba trabajando en Cuenca, 3 años, con una empresa importante y a destajo. Ya después es cuando me pongo por mi cuenta definitivamente. Y ya me caso con 25 años y con 26 tuve el primer hijo.

-Me cuentas cosas que ahora son impensables incluyendo el casarse con 25 años.

Así eran las cosas entonces. No teníamos nada, arreglé la casa vieja de mi suegra y allí estuvimos 12 o 13 años hasta que pudimos ir ahorrando y me hice mi casa.

-Tu empresa más conocida, Alcañiz, cumple 25 años. ¿Cómo llegas?

Llegas viendo que las cosas van bien, viendo que los cuatro hijos están trabajando en la empresa. Muy contento de seguir trabajando familiarmente como estamos. Llegas a los 25 años y a la jubilación orgulloso, si volviera a nacer volvería a hacer lo mismo, no cambiaría nada.

-¿Los cuatro hijos trabajan en la empresa?

Sí, ellos han querido quedarse en la empresa y es un motivo de alegría grande.

“Mis cuatro hijos han querido quedarse en la empresa y para mí es un motivo de alegría muy grande”

 

-Imagino que en estos 25 años no todo han sido alegrías. ¿Esto de ser empresario da muchos dolores de cabeza?

Da muchas preocupaciones. Te puedo decir que un disgusto grande es que se caiga algún trabajador del andamio o que a uno le dé un derrame cerebral como nos pasó. Esos son disgustos grandes y eso que nunca hemos tenido nada que se salga de lo normal. Todos los días tenemos 6 o 7 furgonetas en carretera. Y sí, eso son preocupaciones. Luego hay problemas diarios en la obra, este trabajo es así y hay que organizar a más de 50 trabajadores para ir respondiendo a lo que pueda surgir. Pero también te puedo decir con satisfacción que tengo algunos trabajadores que llevan más de 30 años trabajando conmigo. Y la mayoría llevan más de 10 y 12 años con nosotros, se mantienen.

-Sobrevivisteis a la crisis económica del 2008.

Pues mira, nos pilló con viviendas en Miguel Esteban, en Pedro Muñoz y aquí, en Criptana. Lo bueno era que lo que yo hacía, lo hacía con lo que la empresa tenía y no debía nada; eso fue lo bueno. Lo malo, que nos dejaron mucho a deber y no lo hemos cobrado, pero pudimos remontar. Fueron muy, muy, muy duros.

-¿De dónde te surge a ti esa vena empresarial? Tan joven decir -no gano suficiente, me echo por mi cuenta-.

Yo soy una persona muy trabajadora y para todo lo que trabajaba no me salían las cuentas así que decido primero trabajar a destajo y cuando vengo de la mili ya creo mi primera empresa. Así que surge de eso, de trabajar mucho para ganar y mejorar.

“La empresa surge del deseo de mejorar y para eso había que trabajar mucho y ganar”

 

-La vida del albañil es dura.

Pues sí y lo mejor es no pensar mucho, trabajar y adelante haga frío o calor. Ten en cuenta, además, que se trabaja fuera y a veces puedes ir y venir y otras no ves tu casa en semanas. Yo me tiré 14 años trabajando con Guial para una empresa en la construcción y urbanización de polígonos industriales por toda España: Alicante, Cádiz, Huelva, Coruña, en Mataró estuve 14 meses e íbamos y veníamos todos los fines de semana. Luego otros 14 años yendo y viniendo a Madrid todos los días con viviendas, fachadas, reformas… Y ya comenzamos también a hacer directamente obras por aquí como el Ayuntamiento de Criptana o ya algo más reciente, la casa parroquial además de viviendas.

-¿Qué es lo que más ha cambiado en todos estos años en la construcción?

Ha cambiado en el sentido de que yo aquí cuando hacía los bloques de viviendas todo el mundo era del pueblo: electricistas, fontaneros, calefactores… y ahora ya no hay. Antes para las construcciones fuera me llevaba a los profesionales del pueblo y te podías fiar bien, bien, bien. Ahora no, tienes que ir buscando en empresas grandes, que aquí en el pueblo no hay, para obras de cierto tamaño ya. Encofradores, soldadores, carpinteros, albañiles, herreros… En estos años lo que ha mejorado son los materiales de construcción.

“Antes para las construcciones fuera me llevaba a los profesionales del pueblo y te podías fiar bien, bien, bien. Ahora no encuentras”

 

-Llegará un momento que será un problema si no lo es ya la falta de especialistas.

Pues no va a ser un problema porque nos están supliendo los inmigrantes. Marruecos, Rumanía o Perú... ellos son ahora la mano de obra y ellos serán quienes tiren adelante y ya hay muchos con su propia empresa y no pequeña.

-¿Qué pide ahora el cliente? Una casa buena, bonita y…

Y grande y rápida. Y no sé por qué, es una exageración las viviendas que se hacen por ahí para vivir dos personas. Además, se piden buenos aislamientos, buena climatización y piscina. Y otra cosa, quien lleva decoradora, la decoradora manda más que el arquitecto; la dueña se deja llevar más por la decoradora y es la decoradora la que llega y dice esto, esto y esto y ahí ya nadie dice nada más.

-¿Criptana es tierra de albañiles?

Nuestro pueblo sí, y ya es menos. Y era tierra de albañiles y muy buenos. Y no lo digo por mí, que yo era albañil y ya está. Pero había maestros albañiles muy buenos, pero ya no quedan: Bollitos, Esteban, Matamulas… muchos y buenos.

-Gregorio ¿te ha dado tiempo a tener hobbies?

A mí de siempre me gustaba estar con los chicos y ahora con los nietos. El poco tiempo que he tenido libre lo dedicaba a estar con mis hijos, con mi familia. Me gustan mucho los críos y ahora disfruto con mis nietos.

-Hablas de niños y de familia. Imagino que el apoyo y trabajo de tu mujer es parte importante en todos estos años.

Es esencial si quieres volver y tener una familia y una familia cuidada. Ella es la que se quedaba aquí mientras yo estaba fuera trabajando. Y en mi caso es esencial no solo mi mujer, también mi suegra que para mí ha sido como mínimo igual que mi madre y mira que a mi madre la quería. Mi suegra, una mujer buena, buena, buena.

-Veo en alguna foto a blanco y negro del despacho que también te ha gustado la música.

Bueno, estuve con la música mientras pude, lo dejé muy pronto. La música te exigía estar en el pueblo para ensayar. Tocaba la trompeta y estuve desde los 13 años a los 21 en la Filarmónica; estaba también en un grupo que se llamaba “Habitación blanca” e íbamos los fines de semana a tocar a Madrid a la cadena de discotecas Consulado, fuimos al Versalles y unas Navidades estuvimos en Canarias. Todo esto fue antes de ir al servicio militar. Entonces también era muy aficionado a las motos.

-¿Cómo ves Campo de Criptana?

No veo que avance, lo veo parado a pesar de que hay algunas empresas importantes que tienen mucha gente trabajando sobre todo gente joven. En Criptana se vive bien pero el problema es tener el trabajo. Y aquí vivimos y estamos muchos porque Madrid está cerca y vamos a trabajar a Madrid mucha gente. Si Madrid estuviera más retirado aquí no estaríamos muchos. Criptana se mantiene gracias a Madrid, estamos los que estamos porque Madrid está cerca.   

“Criptana se mantiene gracias a Madrid, estamos los que estamos porque Madrid está cerca”

 

 


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